un fascista de mierda le pegara un tiro.
martes, 29 de diciembre de 2009
Proyectos
un fascista de mierda le pegara un tiro.
lunes, 28 de diciembre de 2009
Chorra
Por ser bueno, me pusiste a la miseria,
me dejaste en la palmera, me afanaste hasta el color.
En seis meses me comiste el mercadito,
la casilla de la feria, la ganchera, el mostrador...
¡Chorra...
tanto me asusta una mina
que si en la calle me afila
me pongo al lao del botón.
Lo que más bronca me da,
es haber sido tan gil.
Si hace un mes me desayuno
con lo que sabido ayer,
no era a mí que me cachaban
tus rebusques de mujer.
Hoy me entero que tu mama,
"noble viuda de un guerrero",
es la chorra de más fama
que pisó la Treinta y Tres.
Y he sabido que el "guerrero"
"que murió lleno de honor",
ni murió, ni fue guerrero
como me engrupiste vos:
está en cana protuariado
como agente e' la Camorra,
profesor de cachiporra,
malandrín y estafador.
tu silueta fue el anzuelo donde yo me fui a ensartar.
Se tragaron, vos, "la viuda" y "el guerrero",
lo que me costó diez años de paciencia y de yugar...
¡Chorros!...
Vos, tu vieja y tu papá.
¡Guarda,
si los cacha, los da vuelta,
no les da tiempo a rajar!
domingo, 27 de diciembre de 2009
La enamorada
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Crece
Destila obviedad, pero... Verde, you know =)
Crece
Jorge Drexler
Verde, verde,
verde como el agua clara
Cuando me miro en tus ojos, mi corazón se dispara,
mi corazón se dispara.
Dame vida
y un camino de regreso
Siento que no tengo nada, cuando no tengo tus besos,
cuando no tengo tus besos.
La plantita que tu riegas
crece, que crece, que crece,
y en mi pecho reverdece, verde como el ancho mar
verde como el ancho mar.
Vuelve, vuelve,
menos tarde que temprano
sabes que te llevo escrita, en la palma de mi mano,
en la palma de mi mano
Sabes que te llevo escrita,
en la palma de mi mano.
martes, 22 de diciembre de 2009
The Gossip - Heavy Cross
Ooh oh ooh, oh oh oh ooh
It’s a cruel cruel world, to face on your own
A heavy cross, to carry along
The lights are on but everyone’s gone and it’s cruel
It’s a funny way, to make ends meet
when the lights are out on every street
It feels alright but never complete without ya
I trust you, if it’s already been done, undo it
It takes two, it’s up to me and you to prove it
On the rainy nights, even the coldest days
You’re moments ago but seconds away
The principal of nature, it’s true but it’s a cruel world
Ooh oh ooh, oh oh oh ooh
Ooh oh ooh, oh oh oh ooh, woo ah
We can play it safe or play it cool
Follow the leader or make up all the rules
Whatever you want, the choice is yours, so choose
I trust you, if it’s already been done, undo it
It takes two, it’s up to me and you to prove it
Ei ei ei ei ei, oh oh oh oh oh, ye oh oh
Ei ei ei ei ei, oh oh oh, ye eh, ye eh, ye eh
I just knew, it’s already been done, undo it
It takes two, it’s up to me and you to prove it
Ei ei ei, whoa wo, yeah eh
Ei ei ei ei ei, oh oh, ye eh, ye eh, ye eh
I trust you, if it’s already been done, undo it
It takes two, it’s up to me and you to prove it
Ei ei ei ei ei, oh oh oh oh oh, ye oh oh
Ei ei ei, oh oh oh oh oh, ye eh, ye eh, ye eh
I just knew
viernes, 18 de diciembre de 2009
Contigo
Joaquín Sabina
Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.
lunes, 14 de diciembre de 2009
domingo, 13 de diciembre de 2009
Un muerto encierras
(Ismael Serrano)
Como tantas madrugadas
encerrados en un coche,
en una calle sin luz,
una calle sin nombre,
los dos frente a frente
se miran despacio,
tras dedicarse al amor
y su trabajo.
Secan su sudor,
secan su sudor,
tal como han aprendido,
no han olvidado.
Él piensa
"ya nada es lo de antes,
la vida debe estar
en otra parte"
viernes, 4 de diciembre de 2009
El viernes y la vida...
El viernes y la vida me sonríen...
Sus sonrisas son constantes,
sus mejillas se tensan y ruborizan...
sus ojos rasgados apenas dejan ver
el pequeño, pero no por eso menos brillante,
fulgor de sus miradas...
Si! Me miran y sonríen, ME sonríen.
Y yo les devuelvo la sonrisa...
¿Por qué no?
¿Por qué no sentirse bien sin razón definida?
¿Por qué sí sentirse mal sin fundamentos tangibles?
A sentirse bien, sin buscar razones, CARAJO!!!
jueves, 26 de noviembre de 2009
La salud de los enfermos.
LA SALUD DE LOS ENFERMOS
Julio Cortázar.
Ninguna eternidad como la mía.
NINGUNA ETERNIDAD COMO LA MÍA.
Ángeles Mastretta.
Capítulo 1
Empapado y febril cruzó el patio y alcanzó la escalera para correr hasta al cuarto en que su mujer paría sin alardes a uno más de sus vástagos. Habían tenido cuatro varones durante los pasados cinco años, la niña llegó por fin haciendo más ruido que ninguno de sus hermanos.
Mientras abría los ojos al mundo de agua que todo lo rodeaba, en la estación del ferrocarril el viento arrancó los techos que cubrían a los viajeros en espera de un tren cuyos vagones quedaron volcados fuera de las vías. Un ruido de diablos caído del cielo estremeció el crepúsculo y no dejó de llover en tres semanas.
lunes, 23 de noviembre de 2009
Siete sonetos medicinales
Siete sonetos medicinales / 1907
Almafuerte (Seud. de Pedro Bonifacio Palacios) (1854-1917)
¡Avanti!
(Para Don Félix J. Tettamanti)
Si te postran diez veces te levantas
Otras diez, otras cien, otras quinientas...
No han de ser tus caídas tan violentas
Ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
Asimilan el humus avarientas,
Deglutiendo el rencor de las afrentas
Se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
Nada más necesita la criatura,
Y en cualquier infeliz se me figura
Que se rompen las garras de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
Cinco segundos antes de la muerte!
sábado, 21 de noviembre de 2009
Vidas ejemplares.
Vidas ejemplares - Roberto Fontanarrosa
Lo conocí mucho y no creo que mereciera el final que lo aguardaba, cual mordaz bofetada del destino ni, mucho menos aquellas habladurías que circularon en determinados ámbitos con respecto a la pura relación que nos uniese.
Las primeras épocas de nuestra amistad datan de aquel primer año de Medicina. Yo había llegado de Coronel Bogado, un pequeño pueblo cercano a Rosario, y poca atención presté a aquel hombrón alto e inarmónico que transitaba por los pasillos de la facultad ante la mirada curiosa de todos.
—Sufrí un golpe muy grande cuando murió mi madre —fue la primera frase que me dijo, tal vez a modo de respuesta, cuando yo le pedí que me alcanzase el servilletero, en el bar que los estudiantes frecuentábamos. Allí comprendí que Hilario era una persona de conducta directa, que no tomaba inútiles rodeos cuando se proponía alcanzar algo. Y así como yo me había propuesto alcanzar el servilletero, él se había propuesto ser mi amigo.
La degradación de Utte Rummenigge
La degradación de Utte Rummenigge - Roberto Fontanarrosa
Hamburgo, 1937. Un coche negro y pesado, bruñido como un escarabajo se desplaza en la noche por la zona portuaria. Llovizna. Al volante de la limousine se halla un chofer de aspecto severo e impecable librea. En el asiento de atrás va una dama. Es una mujer de increíble belleza pese a que ya no es joven. Puede tener unos cuarenta años, pero su rostro oval no registra mayores huellas del paso del tiempo. Un rictus amargo crispa sus labios carmesí. Sus ojos, sus profundos y hermosos ojos grises atisban inquietos por entre los visillos que ocultan el interior del coche a la vista de los transeúntes. Parece una vana medida de discreción, sin embargo. A esa hora de la noche, casi la una de la fría madrugada, no se ve a nadie por las callejuelas del puerto. Cada tanto, la dama debe apelar al pañuelo de fina seda que oprimen con angustia sus manos para enjugar el llanto. Llora. Llora bastante. No por eso deja de espiar al exterior, inquieta. ¿Quién es ella? ¿Qué buscan en el misterio de la noche sus bellos ojos?
La dama no es otra que Utte Rummenigge, esposa del científico Harold Schiller, respetado y famoso hombre de ciencia abocado, sin pausa ni descanso desde hace ya muchos años, al perfeccionamiento del gas de mostaza, el mortal veneno que había diezmado las trincheras en la primera guerra. Otra conflagración a nivel ecuménico puede estallar en cualquier momento. ¿Qué enigmático anhelo impulsa a Utte Rummenigge en esa loca búsqueda por el puerto de Hamburgo? Enfundada en su mórbido tapado de piel, la mujer no parece conocer el sosiego. De pronto, sus ojos detectan algo, habla brevemente a su chofer, éste detiene la lenta marcha del coche pero, de inmediato, recibe la orden de continuar.
lunes, 16 de noviembre de 2009
La calle de los sueños perdidos.
LA CALLE DE LOS SUEÑOS PERDIDOS
Enrique Gonzalez Tuñón
Tolstoi
¿Cuántos siguen el rastro del sueño perdido?
Un sueño puede perderse de día o de noche, a la hora indecisa de la madrugada, en la calle, en la casa, en un hotel, en una plaza, en un vagón de ferrocarril, en un barco. En cualquier lugar puede perderse un sueño como se pierde una llave.
¿Ha encontrado usted alguna vez una llave en la calle?
¿Ha encontrado un sueño perdido?
(¿De qué le vale una llave, un sueño, si no es su llave, su sueño?)
El mundo está lleno de sueños perdidos.
El honrado chofer devolvió la valija olvidada en su coche de alquiler. El honrado transeúnte devolvió la cartera repleta de billetes.
Nadie, que yo sepa, ha devuelto un sueño.
Nadie.
Y los sueños se pierden, de la noche a la mañana, como cualquier objeto. Se pierden y se encuentran.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Alejandro Dolina
De: Crónicas del Ángel Gris
HISTORIA DEL QUE PADECIA LOS DOS MALES.
En la calle Caracas vivía un hombre que amaba a una rubia. Pero ella lo despreciaba enteramente. Unas cuadras mas abajo dos morochas se morían por el hombre y se le ofrecían ante su puerta. El las rechazaba honestamente. El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar.
El hombre de la calle Caracas padeció ambas desgracias al mismo tiempo y murio una mañana ante el llanto de las morochas y la indiferencia de la rubia.
CARLOS Y AMELIA:
El primer corazón lo encontró pintado en la pared del frente de su casa. En su interior, entre firuletes, se leía "Carlos y Amelia". Aunque se llamaba Carlos no se dio por aludido, pues no conocía ninguna Amelia. El segundo lo impresiono un poco mas. Estaba dibujado a dedo limpio en la vidriera del bar "Tío Fritz." Al tercer corazón comprendió que el asunto lo concernía. Se le apareció de repente al despegar del ropero una foto de Laura Hidalgo. Después empezó a encontrar corazones por todas partes: en el baño de la cancha de Vélez, detrás del almanaque de una tintorería, en un cuaderno viejo y en un árbol de la plaza a una altura impracticable para cualquier enamorado.
No le costo nada sospechar algo prodigioso. Ninguno de sus amigos tenia ingenio ni tesón para una broma semejante. El último corazón se presento en un barrilete que acababa de arriar y que carecía de toda inscripción al ser remontado. Lo habían dibujado en el cielo.
Días más tarde, Carlos conoció a Amelia. Era hermosa pero triste y fría. Ahorraremos trámites literarios si decimos que se enamoro de ella. Averiguo donde vivía, fingió encuentros casuales, trato de interesarla de cien diferentes maneras. Finalmente le confeso su amor, suplico, se humillo, pero la mujer no le presto atención. No debe haber existido jamás un rechazo tan inapelable como aquel.
Después ya no aparecieron nuevos corazones. Carlos no vio a Amelia nunca más, pero por su culpa envejeció sin amores. Un día supo por una bruja que el Angel Gris prepara estos sucesos para que algunos privilegiados vivan la rara experiencia del amor imposible. Y una tarde, paseando frente a la casa abandonada de la mujer terca, descubrió la borrosa sombra de un corazón pintado bajo la ventana. Entre firuletes se leía "Amelia y Ernesto."
Los posatigres.
Mucho antes de llevar nuestra idea a la práctica sabíamos que el posado de los tigres planteaba un doble problema, sentimental y moral. El primero no se refería tanto al posado como al tigre mismo, en la medida en que a estos felinos no les agrada que los posen y acuden a todas sus energías, que son enormes, para resistirse. ¿Cabía en esas circunstancias arrostrar la idiosincrasia de dichos animales? Pero la pregunta nos trasladaba al plano moral, donde toda acción puede ser causa o efecto de esplendor o de infamia. De noche, en nuestra casita de la calle Humboldt, meditábamos frente a los tazones de arroz con leche, olvidados de rociarlos con canela y azúcar. No estábamos verdaderamente seguros de poder posar un tigre, y nos dolía.
Una del montón
Ya no será...
Margot
Letra: Celedonio Flores
Se te embroca desde lejos, pelandruna abacanada,
Porque hay algo que te vende, yo no sé si es la mirada,
la manera de sentarte, de mirar, de estar parada
o ese cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal.